Crowdfunding, financiación colectiva de proyectos, microfinanciación colectiva de proyectos o financiación participativa. Son diferentes nombres para aquel sistema de obtención de recursos para un proyecto –sea este empresarial, social, solidario, o de cualquier otro género- mediante la publicidad del mismo a través de una red destinatarios indeterminados llamados a invertir en el mismo con o sin recompensa.
Ya hablamos de los aspectos jurídicos del crowdfunding y en este espacio queremos abordar las posibles vías de interacción con la función notarial o lo que es lo mismo, de por qué es necesaria la presencia de un notario en el ciclo del crowfunding.
El asesoramiento notarial al inicio de la campaña consistirá en informar adecuadamente de las consecuencias tributarias de un proyecto de micromecenazgo. Por ejemplo, un crowdfunding sin recompensa puede conllevar un Impuesto de Donaciones, con lo cual el promotor debería plantearse una campaña con premios o recompensas en productos o servicios para evitar una sorpresa en forma de impuesto al final del ejercicio.
El notario ofrece seguridad jurídica y control de los distintos proyectos, confirmando con su presencia que las bases del proyecto son públicas y han sido confiadas a su ministerio dotando de seriedad y un marco inicial de confianza a todo el proyecto.
El notario asesora y constata en acta pública los proyectos de inversión más allá de la virtualidad de Internet. Es importante destacar que en la publicidad virtual de los proyectos, habría que buscar nuevas fórmulas para que el notario que reciba un proyecto de inversión a consignar en acta tuviera la posibilidad de hacer llegar la noticia del proyecto a la red en la que el promotor desea publicitarse para dar fe de la consignación en acta de la plataforma de crowdfunding.
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